HISTORIA DE LOS COLUMPIOS: III. LA EDAD DE ORO

LA ÉPOCA DORADA DE LOS PARQUES INFANTILES EN ESPAÑA

A partir de mediados de los 90 el sector de los parques infantiles entró en su “fiebre del oro”.  La obra pública crecía sin parar. Se creaban nuevas urbanizaciones y la construcción estaba desbocada, en lo que se llamó la “década prodigiosa” del urbanismo español (1997-2006) en un contexto económico y social muy favorable al crecimiento.

Todos los ayuntamientos querían tener sus plazas equipadas con parques infantiles. Los vecinos demandaban tener los mismos columpios que los del barrio o pueblo de al lado y el número de áreas de juego creció exponencialmente para atender a esa creciente demanda de equipamiento público.

EL CHOLLO PARA LOS FABRICANTES EUROPEOS, UN MERCADO CON LOS BRAZOS ABIERTOS

La oferta de juegos infantiles se multiplicó y España se convirtió para los fabricantes europeos en un mercado super atractivo, por su clima y estilo de vida al aire libre  y por la alegría con que se invertía el dinero público en proyectos de nuevas urbanizaciones.

A los fabricantes nórdicos se unieron los alemanes,  franceses y en menor medida también los ingleses. No importaba que los precios de estos productos europeos fueran muy superiores a los fabricados locales, ya que todos querían poner un área de juegos llamativa y el prestigio y el poderío comercial de estas grandes empresas foráneas justificaban el mayor gasto. Además, lamentablemente, en este país siempre hemos apreciado poco lo de casa y hemos ensalzado más a los productos de fuera.

Otra amenaza creciente fue la propia globalización del mercado que permitía importar juegos de China y otros países de oriente a unos costes de fabricación muy reducidos. Afortunadamente la entrada de juegos asiáticos en el mercado no fue tan traumática como en otros sectores (por ejemplo en el mobiliario urbano) debido al gran volumen de los productos a importar y a las barreras normativas.

LA CREACIÓN DE AFAMOUR

Los fabricantes locales, que siempre habían sido de pequeño tamaño  y sin apenas colaboración, ante estas circunstancias, se vieron más inclinados a asociarse y en 2001 fundaron AFAMOUR, la Asociación de Fabricantes de Mobiliario Urbano, que hoy en día sigue representando los intereses del sector.

Aquella incipiente asociación reunió a los fabricantes nacionales más veteranos, YOR, JOLAS, CONALSA, MOYCOSA o ISABA con varios de los nuevos fabricantes que surgieron al albor de esta creciente demanda como MOBIPARK y ENTORNO URBANO en el Levante , MADERPLAY, SUMALIM y MOBISER al Norte, ó, más tarde, el gallego GALOPÍN.

Muchas de esas empresas se reciclaron de otras actividades  y vieron en los columpios una buena oportunidad de especializarse en un sector de gran crecimiento, siguiendo la línea y el diseño de los productos que venían de Europa.

LAS NORMAS EUROPEAS DE SEGURIDAD

La seguridad de los juegos era ya un factor decisivo en la elección de los equipos, sobre todo para garantizar la tranquilidad de los gestores municipales.

La implantación de las nuevas normas europeas de seguridad en parques infantiles a finales de los 90, supuso una barrera de entrada a los productos chinos, pero, paradójicamente, una alfombra roja a los diseños europeos que se adelantaron en certificar sus modelos con esta norma EN-1176 respecto a sus homólogos españoles.

Las primeras normativas UNE-EN 1176 se aprobaron en España en 1998 y 1999 gracias a la coordinación de AENOR y a la dedicación de muchos técnicos y fabricantes nacionales (entre los que me encontraba) que se reunían periódicamente para la transposición de las normas originales europeas a la normativa española.

A partir de entonces, las caídas debían ser amortiguadas, los espacios de atrapamientos previstos, las alturas contar con su estandarizada protección, las pendientes y movimientos forzados regulados y todo debía tener una distancia de seguridad alrededor.

Esto dificultó algunos la adaptación de algunos diseños tradicionales, pero animó a los diseñadores en la búsqueda de nuevos diseños, tan seguros como divertidos.

NUEVOS DISEÑOS Y NUEVOS MATERIALES

Los parques infantiles en España se convirtieron en un catálogo internacional de diseños europeos, al menos en los proyectos más importantes, con juegos de gran tamaño combinando con otros elementos de columpios y balancines más pequeños.  Pero poco después, con los presupuestos más ajustados y la mejora en el diseño, los juegos de fabricación nacional fueron adquiriendo mayor relevancia hasta igualar en calidad a los foráneos.

Los parques podían tener ahora personalizaciones temáticas: castillos medievales, barcos piratas, cohetes espaciales, dinosaurios o vehículos de todo tipo, pero nunca faltaban los columpios clásicos y los pequeños elementos como balancines, carruseles y toboganes. Las redes de cuerdas permitían fabricar grandes pirámides tridimensionales de trepa y los materiales de plástico HDPE fueron reemplazando a los paneles de madera que requerían mucho mantenimiento.

Las estructuras eran indistintamente de madera tratada o de acero, pero con unos tratamientos galvanizados, termolacados o inox que garantizaban su durabilidad. Eso sí, ahora los tubos de acero no tenían que ver con los tubos delgados de los primeros juegos, sino que tenían unas dimensiones robustas.

Lo que ya estaba totalmente extendido era el uso de la tecnología CAD en el diseño de los parques, que permitía presentar simulaciones 3D con gran definición. De hecho la mayoría de los catálogos mostraban renderizados de los proyectos virtuales que sólo se materializaban en caso de ser aceptados.

EL SUELO AMORTIGUADOR

Ya no se podían instalar suelos sobre pedregales. Según la nueva norma los parques debían llevar un suelo amortiguador anti-caídas. Ahora el suelo ¡era blando!  Al principio algunos niños hasta se tiraban a ver si rebotaban, pero pronto aprendieron que lo único que evitaban era que se abrieran la cabeza, pero las rozaduras seguían  presentes, aunque algo menos lesivas.

Se implantaron primero las losetas de goma de caucho reciclado, procedentes de neumáticos usados y luego el suelo continuo bicapa de EPDM de colores, que permitía ensayar exactamente el poder amortiguador del suelo. Otros sustratos válidos como la arena, gravilla, cortezas o césped fueron poco a poco relegándose por el coste de mantenimiento.

Posiblemente este haya sido el cambio más evidente en los parques infantiles de los últimos años y, aunque duplicó el coste de cualquier instalación de juegos, supuso una clara mejoría en seguridad, vistosidad y accesibilidad.

JUEGOS PARA TODOS

En este aspecto, por vez primera,  los parques se diseñaban adaptados a los diversos usuarios. Se creaban zonas específicas para los niños más pequeños y otras que fueran más atractivas para los más mayores. Ya se empezaban a incluir elementos que fueran accesibles a niños en silla de ruedas o con alguna disfuncionalidad y la idea de los parques inclusivos ya rondaba en la cabeza de los diseñadores.

También se empezaron a abrir los parques a otras generaciones, a los mayores de 55 con los circuitos biosaludables o a los jóvenes con los circuitos gimnásticos con la idea de convertir los parques en lugares de encuentro intergeneracional. Todo impulso a la innovación era bienvenido, hasta que llegó la crisis y el souflé se bajó, pero eso es ya otra historia que contaré en el siguiente post.