Los parques infantiles pasaron una mala época pero el juego continúa. Después de una doble crisis, primero financiera y luego sanitaria, los equipamientos de los parques infantiles empiezan a resurgir con fuerza, con nuevas tendencias más naturales y orgánicas.
SE ACABÓ EL DINERO
La alegría constructora de los primeros años del nuevo milenio no podía ser eterna y el ciclo de crecimiento llegó a su fin, arrastrando, como a tantos otros, también al mercado de los equipamientos infantiles.
Con la crisis financiera a partir de 2008 el mercado se trastocó. Con la inercia de los presupuestos municipales y el plan E del Gobierno de entonces, aún en 2008 y 2009 la inversión en obra pública tuvo un último repunte y se construyeron muchas nuevas áreas de esparcimiento y juego. Pero en mayo de 2010 el espejismo se disipó y con él se cerró toda posibilidad de inversión municipal en seco. Se acabó de repente la obra pública, los ayuntamientos se quedaron sin posibilidad de financiarse y los parques infantiles llegaron a su techo.
Apenas había dinero para mantener lo que había y los nuevos proyectos de parques brillaban por su ausencia, ya que había otras prioridades. Las empresas europeas se replegaron a sus bases y abandonaron como fugitivos el barco del naufragio hispano.
ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA
Los fabricantes nacionales de equipamiento urbano, ya muy preparados a nivel técnico y de diseño, pero enfocados en el mercado interno, se mantuvieron con los escasos proyectos locales y se vieron abocados a diversificar en nuevas gamas, productos y exportaciones.
La necesidad hizo desarrollar de manera acelerada la imaginación y se buscaron nuevos productos, como los juegos biosaludables para las personas mayores, los juegos electrónicos que trabajaban con la energía solar o cinética, y el ecodiseño para reducir la huella de carbono. Todas estas novedades, con menor o mayor éxito seguían compartiendo el parque con los elementos tradicionales, como los columpios, que nunca faltaban.
También se desarrollaron de forma exponencial los juegos inclusivos, que buscaban la integración de todos los niños con alguna discapacidad y se empezaban a ver los juegos con materiales reciclados o con materiales alternativos a la madera, aluminio y acero galvanizado o inox.
Muchos fabricantes locales no soportaron la crisis y cerraron o se minimizaron, abandonando la fabricación por un modelo de negocio más comercial o dedicados al mantenimiento.
- Nota: En la imagen destacada el parque PLAZA GREEN de Vitoria-Gasteiz que obtuvo el premio COLUMPIO DE ORO en la feria de Munipalia de 2014, un año antes de que su fabricante YOR entrara en crisis.
EL VIRUS QUE CERRÓ LOS PARQUES
En 2020, cuando ya se estaba recuperando la inversión en parques infantiles, la pandemia del COVID dio la puntilla al sector, dejando cerrados por decreto las áreas de juego por considerarla fuente de contagio y socialización. Un nuevo parón que apenas está ahora empezando a recuperarse poco a poco con los ciclos de inversión municipal.
Y AHORA ¿QUÉ? EL FUTURO DE LOS PARQUES INFANTILES
El mercado de los parques infantiles de exterior está maduro. Pero los niños siguen jugando. Ahora existen menos nuevos proyectos de urbanización en las ciudades y casi todos son proyectos de cambios, renovaciones o mantenimiento de áreas de juego ya existentes.
Además de los grandes fabricantes europeos y las empresas nacionales supervivientes, han surgido nuevos fabricantes, sobre todo en el territorio mediterráneo y muchos distribuidores especializados, resilientes de los proyectos precrisis, que con su experiencia y conocimiento completan un sector atomizado y algo saturado del equipamiento de los parques infantiles.
EL LISTÓN YA ESTÁ MUY ALTO
En este momento, cualidades que antes eran diferenciadoras en los proyectos de los parques infantiles como la seguridad y la certificación normativa, los juegos inclusivos y de integración, el respeto medioambiental con materiales sostenibles o reciclados, o incluso el diseño innovador y personalizado ya se consideran mínimos imprescindibles.
Todos los parques ya deben ser seguros, certificados, inclusivos, sostenibles y atractivos. Son valores que ya no suman sino que simplemente se exigen a todo proyecto. Es verdad que se puede dar un plus de originalidad a un parque infantil con algún detalle integrador o un juego especialmente innovador o controlando la huella de carbono , pero ya resulta difícil destacar en estas características básicas.
NUEVAS TENDENCIAS
Ahora la tendencia es colocar cubiertas textiles o rígidas para aumentar el uso del parque con calor o con lluvia, instalar parques de calistenia, circuitos pump-track o parkour para dar espacio a los jóvenes que hacer ejercicio al aire libre o incluso montar parques caninos para que nuestras mascotas tengan un espacio para jugar.
Los parques de agua que aprovechan este elemento para desarrollar circuitos o pequeñas canalizaciones con aspersores y chorros para mojarse, son también una tendencia incipiente, sobre todo en las áreas más turísticas y calurosas.
Muchos nuevos proyectos presentan parques con elementos más ligeros, con estructuras de cuerdas para trepar y parques naturalizados basados en troncos y elementos rústicos como arena, piedras, ramas o cortezas.
VUELTA A LOS ORIGENES
Se buscan materiales orgánicos y naturales, colores neutros integrados en la naturaleza, formas curvas y anárquicas de los troncos apenas cepillados y suelos que no sean sintéticos. Esto provoca nuevos desafíos ya que la conservación y el mantenimiento de estos materiales tan naturales es más complicado y el barro y la madera sin tratar resultan menos limpios y duraderos que los parques más tradicionales.
Parece la vuelta al principio, cuando los niños jugábamos en el descampado de tierra, piedras y algo de verde o en el bosque, subiendo a los árboles de rama en rama y cayéndonos a un suelo de hojarasca y polvo.
Quizás es que aún somos un poco «monos» y no hemos cambiado tanto nuestra manera de jugar.